La música y los sonidos siempre han estado unidos al ser humano, nos ayudan a viajar mentalmente con objeto de expandir conciencia, atraer sabiduría, sanación, elevar nuestra vibración ... o, como en este caso, a llamar a los seres angélicos.
Cuenta una leyenda que hace miles de años un grupo de duendes buenos tuvieron que huir del bosque donde vivían buscando un lugar alejado del peligro que les acechaba. Gracias a su relación con los ángeles, éstos les obsequiaron con una esfera, era redonda y dentro llevaba unas pequeñas campanillas como símbolo de protección.
Los ángeles les dijeron que cuando se sintieran en peligro o desprotegidos, agitaran la esfera y al oír las campanillas acudirían velozmente en su ayuda.
Sólo pusieron una condición: era de uso personal y nunca podrían prestarlos, pues si lo hacían, la magia desaparecería y su protección con ella. Los duendes llamaron a las esferas "llamadores de Ángeles" y la llevaban colgada sobre su pecho.
El sonido que desprende es tan sutil, que atrae a las energías angélicas para que podamos sentir su protección, guía, consuelo, apoyo y amor a nuestro lado.
Éste precioso objeto es utilizado como amuleto protector desde la época medieval. Muchas mujeres embarazadas los llevaban a la altura del ombligo para proteger al bebé de cualquier negatividad externa así como traumas que pudiera sufrir la madre.
Hoy en día se utiliza más como colgante pero sería muy bueno volver a utilizarlo de manera ancestral pues lo que se pretende es que el bebé se acostumbre a su sonido relajante y lo reconozca, haciendo vibrar al llamador cerca del vientre. Luego, cuando nace el bebé, se cuelga con un lazo a la cuna para que lo tranquilice, pues el sonido le resulta familiar al acompañarle durante toda la gestación. De igual manera es adecuado en el periodo de lactancia, pues se mantiene más tranquilo al escuchar su sonido armonizador.
En ocasiones, al amanecer, cuando no sabemos con certeza si estamos dormidos o despiertos, cuando las sombras nos hacen dudar de nuestros sentidos, adivinamos invisibles presencias, susurros, aleteos, risas contenidas y hasta puede que sintamos en nuestra mejilla un roce que no podemos definir. Son los Ángeles que vienen, que van ... escuchando nuestros secretos y susurrándonos melodías divinas.
Si crees que les perdiste el rumbo, que cortaste la conexión en el dilema del vivir, con las prisas, agobios, angustias .. sólo tienes que convocarles, puedes ayudarte con uno de esos preciosos llamadores de Ángeles o con una campanita de suave y agudo sonido. Sólo recuerda: a los Ángeles hay que saber escucharlos y siempre brindarles nuestra mano y nunca, nunca, soltarte de la de ellos.
Buen viaje.
4 comentarios:
Pues a ver si me hago con un llamador de estos, jeje
28 julio, 2011 22:49Besitos de lindo fin de semana Edda, TQM mi niña,
Siempre me han encantado esos chismes, hay algunos realmente preciosos. Pero últimamente me mosquea que los vendan en las iglesias. Los mercaderes se han apoderado de nuevo del templo.
29 julio, 2011 11:40Hay preciosos Ros, si lo haces elígelo por el sonido. Gracias Ros y que el fin de semana te llene de armonía y salud. Besotes.
29 julio, 2011 17:26Creo Hermes, que hace tiempo que se apostaron en ellas, aunque siempre quedarán algunas libres.
29 julio, 2011 17:28Un abrazo.
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Recibe mi abrazo más luminoso.
Nota: Siento añadir verificación de palabra, tema spams.