Helen Keller nació el 27 de junio de 1880, en Tuscumbia, Alabama, E.E.U.U. Alrededor de los 19 meses de edad, mientras la bañaba su madre, se dio cuenta de que la niña no seguía su mano ni parpadeaba cuando le pasaba la mano por su cara. Poco tiempo después advierten que tampoco responde a la campana que hacen sonar para la comida. Prueban haciendo ruido con unas piedras dentro de una lata, hablándole dulcemente e incluso le gritan, pero no reacciona, Helen está ciega y sorda.
Los médicos de la época le llamaron a la extraña enfermedad "fiebre del cerebro", los médicos actuales piensan que pudo ser causada por la escarlatina o meningitis.
Consentida por su familia, mimada y malcriada por su padres y hermanos el carácter de Helen se hizo muy difícil de llevar, era una niña con muy mal genio, con arranques y rabietas violentas. Lanzaba platos y todo lo que le venia a mano.
Pero su familia no perdió la esperanza de poder curar a Helen. Después de muchas consultas y contactos, el Director del Instituto Perkins para Ciegos en Boston, Michel Anagnos le propuso a su mejor alumna Anne Sullivan (ciega por tracoma) trabajar con una niña de 6 años de edad, sorda y ciega. Le explicó que la niña se había vuelto salvaje e incontrolable.
Al llegar a la residencia de los Keller, Anne se encuentra totalmente desconcertada, pues alrededor de Helen se agolpa toda la familia sobreprotegiendo a una niña discapacitada que no solamente es rebelde y caprichosa sino que además araña, muerde, da cabezazos, ... incluso llega a saltarle un diente a Anne de un gran golpe.
Pasan los días y Anne va viendo la tiranía que Helen ejerce en la casa. Una mañana en el desayuno, la niña mete su mano en el plato de Anne para coger un trozo de comida, en ese momento Anne decide que debe afrontar la situación con energía. Si le tolera a Helen sus modales y rabietas nunca la respetará. Le impide la acción. Helen, llora, chilla y empieza uno de sus habituales berrinches.
La familia, que sufre al ver contrariar a Helen, sale de la habitación. Anne y Helen quedan a solas. Anne sigue comiendo y la niña se tira al suelo, patalea, chilla, se arrastra, ... y empieza a pellizcar a Anne que en ese mismo momento le contesta con un par de bofetadas.
Al final, la niña ya cansada, busca la ayuda, el consuelo y la protección, como siempre, de su familia. Pero se da cuenta de que no están. Empieza otra vez con toda la serie de enfados, rabietas, ... agotada, intenta comer con las manos pero Anne se lo impide. Le pone una cuchara en su mano pero Helen la tira y la obliga a recogerla. Se repite después todo la sucesión de actos con la servilleta, Anne se la da, Helen la tira ... y de repente llega el silencio.
La familia, preocupada, abre la puerta y por primera vez ven a la pequeña Helen sentada, comiendo pacíficamente y utilizando los cubiertos.
Pero pasan los días y Helen vuelve a tener sus cotidianos arranques, no quiere verse sometida a ningún plan educativo y se encierra, volviéndose fría y distante ante las caricias y complacencias de Anne.
Anne entiende que si no es capaz de hacerse amar por Helen su camino no llegará a ninguna parte y entonces decide separarla de su familia, desarraigarla de un entorno en el que psicológicamente es la dueña y señora, y todos sus caprichos son prioritarios.
Se trasladan a un pabellón, las dos solas, y Anne cambia los muebles de lugar para que la niña se sienta desubicada y depende de ella. Los días son duros, llenos de rabietas y mal genio, pero por fin llega el día, y Anne anota en su diario: "La fierecilla se ha rendido".
La familia observa, incrédula, el milagro: Helen está tranquila y dócilmente sentada ensartando abalorios y aprendiendo a hacer crochet.
A partir de entonces, comienza el difícil, duro y penoso proceso de vincular a la niña que no ve, ni habla, ni oye, ni sabe el nombre de las cosas, con el mundo que la rodea.
Llegó el primer paseo, y así lo contó Helen en La Historia de mi vida:
"... Impacientada por sus repetidos intentos (de Anne en enseñarle a deletrear) y aprovechándome de la muñeca, la lancé al suelo. Estaba encantada cuando escuché romperse la muñeca a mis pies. Ni sentí dolor ni arrepentimiento ni arrebato pasional. Yo no amaba a la muñeca. En la quietud del mundo oscuro en el que yo vivía no había ningún sentimiento de ternura.
Sentí como mi maestra barrió a un lado de la chimenea los pedazos rotos de la muñeca y tuve una sensación de satisfacción que hicieron que la causa de mi malestar se retirara.
Ella me trajo el sombrero, y supe que íbamos a salir a la luz del sol. Este pensamiento, si esa sensación sin palabras se puede llamar así, me hizo saltar y saltar de placer.
Caminamos por el sendero, atraídas por la fragancia de la madreselva que cubría la caseta donde estaba el pozo. Alguien estaba bombeando agua y mi profesora me colocó la mano debajo del agua. Mientras caía el agua sobre mi mano, ella me cogió la otra y escribió la palabra "agua", primero lentamente, luego rápidamente.
Me quede quieta, toda mi atención estaba fija en los movimientos de sus dedos. De repente sentí una conciencia brumosa, como de algo olvidado, una emoción, como de un pensamiento rescatado, y de alguna manera, sin saber como, el misterio del lenguaje me fue revelado.
Supe entonces que el "agua" significaba aquello frío que sentía resbalar por mi mano. ¡Esa viva palabra despertó mi alma, le dio luz, esperanza, alegría, la liberó!
Habían barreras aún, es cierto, pero las barreras, caerían con el tiempo.
Salí de la caseta del pozo con enormes ganas de aprender. Todo tenía un nombre, y cada nombre dio luz a un nuevo pensamiento. Mientras regresábamos al pabellón, todos los objetos que tocaba parecían estremecerse de vida.
Ahora lo veía todo con una extraña visión que había llegado a mi. Al entrar a casa me acordé de la muñeca que había roto, fui hacía ella y recogí los pedazos. Traté, en vano, de unirlos. Entonces mis ojos se llenaron de lágrimas, me dí cuenta de lo que había hecho, y por primera vez sentí arrepentimiento y pesar.
... Hubiera sido difícil encontrar a un niño más feliz que yo al acabar ese largo día en el que viví y disfruté de las nuevas y grandes alegrías que me habían llegado, y por primera vez deseaba que llegará un nuevo día."
La relación entre Helen y Anne duró hasta que la edad empezó a hacer mella en Anne, pero durante todos esos años (siempre acompañada de Anne y después se unió también el marido de Anne) Helen fue a la universidad se hizo escritora, activista política e incluso oradora. Recolectó fondos y realizaba campañas para la mejora de la calidad de vida y las condiciones de las personas ciegas que eran rechazadas y erróneamente educadas en asilos. Su insistencia fue decisiva para que cambiaran las condiciones de éstas personas en su país.
El siguiente poema es de Helen, en homenaje a la contribución de Swedenborg al bien espiritual de la raza humana, del libro "Luz en mi oscuridad":
"El cielo le franqueó sus majestuosas puertas."
¡Oh ser que portas luz a mi ceguera,
siempre a mi lado, sin mudanza!
Que si el dolor me agobia
te acercarás más a mí ...
Graba en mi alma el esplendor de gema
de la palabra santa.
Mientras espero que la Muerte
dulcemente me lleve a la presencia amada,
que es una antorcha en esta oscuridad,
mi gozo en la eternidad.
Hasta su muerte en 1968, a la edad de 87 años, recibió distinciones, reconocimientos, se realizaron películas, obras de teatro, series de televisión, ...
Murió mientras dormía, y sus cenizas descansan en la Catedral de San Pedro y San Pablo de Washington junto a las de Anne. Unos días antes de su muerte le dijo a un amigo: "En estos oscuros y silenciosos años, Dios ha estado utilizando mi vida para un propósito que no conozco, pero un día lo entenderé y entonces estaré satisfecha."
Y yo me pregunto, su propósito fue tal vez como ejemplo de lucha ante la adversidad?
Helen y Anne, Anne y Helen, dos ejemplos de vida.
6 comentarios:
Solo paso a decirte lo mucho que te quiero amiga, que ya me pondré al día cuando llegue a España, pero se que estás y tu sabes que estoy, eso es lo que importa. Mil besotes. Uru.
27 noviembre, 2010 08:46Ay Mi chica!!!!!!Como nos extrañamos!!! Deseosa estoy de tu vuelta, y no te preocupes de nada, ya te pondrás al día.
27 noviembre, 2010 10:28Muchísimas gracias por pasar, que alegría!
Siempre unidas en el corazón, aquí estamos.
Millones de besos y un fuerte abrazo de Luz.
Qué hermosa historia!!! Muy conmovedora, sobre la fuerza del espíritu y del amor, sobre todo del amor, de otras personas y hacia ellas y el amor al mundo, al contacto profundo con la realidad. Gracias Edda, qué bueno recibir de nuevo tus posts. Bendiciones y un gran abrazo!
27 noviembre, 2010 14:06Cecilia, Argentina.
gracias por compartir esto,cariños.
27 noviembre, 2010 19:34Gracias a ti Cecilia por continuar en el camino. Como bien dices, ejemplo de amor y también de lucha y perseverancia que, en estos tiempos en los que vivimos, viene muy bien recordar.
02 diciembre, 2010 18:38Un fuerte abrazo de luz.
Hola querida Fiaris. ¡Hemos estado de mudanza casi a la vez! Uf! Espero que ya lo tengas todo es su sitio y ordenadito, yo por fin, puedo decir que siiiii!! jajaja.
02 diciembre, 2010 18:44Un beso grandote.
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Gracias por tus palabras, siempre son bienvenidas.
Recibe mi abrazo más luminoso.
Nota: Siento añadir verificación de palabra, tema spams.