El Príncipe Angélico del Sur pertenece al Cielo de la Forma. Gobierna el elemento tierra y la función psicológica de la sensación. Nos inspira a que atendamos a nuestro planeta y a las necesidades de nuestros cuerpos físicos con cuidado y conciencia.
Su función es guiar y proteger a la multitud de personas que caen en su ámbito.
Nos ayuda a sentirnos bien en nuestro cuerpo y a despertar nuestros sentidos; a hacer que nuestra energía haga contacto con la tierra de modo que seamos más capaces de manifestar nuestros talentos y hacer que nuestros sueños se conviertan en realidad.
Bendice nuestros sentidos para poder experimentar plenamente el mundo que nos rodea. El elemento tierra permita a nuestra espiritualidad tomar tierra en el mundo de la forma y así poder manifestar nuestras esperanzas más elevadas.
El paso del pensamiento creativo a la forma física requiere que usemos todos nuestros sentidos al máximo de nuestra capacidad de modo que podamos realizar nuestra verdadera naturaleza creativa.
Pedimos al Príncipe Angélico del Sur para que bendiga nuestros sentidos y nos ayude a materializar nuestros sueños. También nos anima a escuchar a nuestros cuerpos y tratarnos a nosotros mismos con respeto.
Nos bendice con la soltura corporal, de modo que quedemos libres del estrés y la tensión y seamos más capaces de experimentar el placer. Cuando nos sentimos a gusto con nosotros mismos liberamos buena energía que es curativa para nosotros y para quienes nos rodean. Es así como realmente hacemos de nuestro planeta un mejor lugar, siendo felices.
Bajo la guía de éste ángel podemos volvernos guardas sensibles del templo que da morada al espíritu, nuestro cuerpo, alimentándolo, vistiéndolo, descansando y ejercitándolo con cuidado y reflexión.
Puede, también, ayudarnos a detener los hábitos abusivos que debilitan el cuerpo.
Él nos alienta y apoya en nuestro esfuerzos por estar enraizados en el plano terrestre y por expresarnos y compartirnos.
Oración de petición a los Principados
Te pedimos, santos Principados, por los que gobiernan las naciones, para que, en espíritu de servicio al bien común, promuevan la paz entre los pueblos y garanticen a los hombres el respeto y el cumplimiento de los derechos humanos. Ahora y siempre por vuestra divina voluntad.
Señor, aumenta en nosotros la fe en la oración hecha en nombre de Cristo, tu Hijo, y que por la intercesión de tus Santos Ángeles, escuches benigno nuestras plegarias. Amén. Amén. Amén.
Sirva para la Luz.
(Ilustración 2ª W.Madill. Texto: siguiendo línea de A.Wauters)