SAN PEDRO, APÓSTOL
Año 64
Pedro arrepentido,
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús
ardió en tu gran corazón.
SAN PABLO, APÓSTOL
Año 67
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y por el Reino de Cristo Jesús".
Soy hija de José y de María. Mi padre fue carpintero, tallista y a mi madre casi le cuesto la vida.
¿Ha quién salvamos a la madre o a la niña? Pregunto apresuradamente el doctor a mi padre, no quedaba tiempo para mas. Eligió a la madre, lógicamente.
Y allí quedé yo, encima de una mesa de quirófano, bajo la luz de una bombilla y arropada por las miradas tristes de mis dos abuelas. "No se hagan ilusiones, no vivirá, ha permanecido demasiado tiempo dentro y seguramente habrá ingerido liquido, hasta lleva el cordón enrollado en su cuello" les explicó una enfermera.
Pero ellas continuaban allí, hablándome, como si yo las pudiera oír a través de aquellos cristales. Era la primera nieta para las dos y no querían perder la esperanza. "Pero si tiene unos ojos enormes y míralos, los tiene abiertos".
Y así me bautizaron las monjitas, como la "niña de los ojos".
Eso fue un día como hoy hace ya ... algunos años.
Y así continúo, observando.
¿Ha quién salvamos a la madre o a la niña? Pregunto apresuradamente el doctor a mi padre, no quedaba tiempo para mas. Eligió a la madre, lógicamente.
Y allí quedé yo, encima de una mesa de quirófano, bajo la luz de una bombilla y arropada por las miradas tristes de mis dos abuelas. "No se hagan ilusiones, no vivirá, ha permanecido demasiado tiempo dentro y seguramente habrá ingerido liquido, hasta lleva el cordón enrollado en su cuello" les explicó una enfermera.
Pero ellas continuaban allí, hablándome, como si yo las pudiera oír a través de aquellos cristales. Era la primera nieta para las dos y no querían perder la esperanza. "Pero si tiene unos ojos enormes y míralos, los tiene abiertos".
Y así me bautizaron las monjitas, como la "niña de los ojos".
Eso fue un día como hoy hace ya ... algunos años.
Y así continúo, observando.
Oraciones e ilustraciones