Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.
Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.
Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí,
y yo soy para mi amado.
******
Oración de Teresa, recordando su gravísima enfermedad
Bendito seáis por siempre,
que aunque os dejaba yo a Vos,
no me dejasteis Vos a mí tan del todo
que no me tornase a levantar
con darme Vos siempre la mano.
Y muchas veces, Señor, no la quería,
ni quería entender cómo muchas veces
me llamabais de nuevo (Vida 6,9).