El Ángel Guardián de la Madurez pertenece al Cielo de la Forma. Su misión consiste en guiarnos en nuestro desarrollo emocional. Nos ayuda a entender el proceso de crecimiento hacia la madurez, a que nos permitamos a nosotros mismos hacer en la vida las cosas que siempre hemos deseado y a hacer frente a las responsabilidades de la edad adulta.
Nos ayuda a tomar decisiones cuidadosas y sabias para nuestro bienestar y para el bienestar de aquellos que están a nuestro cargo, tanto si somos padres, cuidadores o supervisores.
Nos ayuda y nos guía en la gerencia de altos grados de responsabilidad y cuando nos parece que el peso de nuestras elecciones puede ser demasiado grande de soportar, nos apoya para encontrar respuestas correctas ante los problemas que nos causan perplejidad y con los que nos enfrentamos en nuestro trabajo y en nuestras relaciones.
Éste ángel nos ayuda a madurar como seres sabios capaces de manejar las responsabilidades y de hacer elecciones provechosas par aumentar nuestro gozo y bienestar. Nos muestra como envejecer con gracia. Se acompaña con la linterna de la sabiduría y una trompeta, símbolo del aprecio de la música, una de las grandes bellezas de la vida.
Solicitamos su bendición y su guía para ayudarnos a encaminar un curso a través de los bancos de arena y las corrientes del río de la vida con sabiduría y discernimiento. Podemos orarle para ser conducidos con amor y gozo.
Le pedimos que nuestras decisiones provengan del amor y no se basen en el ansia de poder, así como guía para estar atentos a las necesidades de personas más jóvenes o menos responsables confiadas a nuestro cuidado.
Éste ángel nos ayuda a encontrar la paz y la sabiduría que vienen con la madurez. Podemos necesitar su guía para conocer la diferencia entre lo que simplemente parece bueno y lo que realmente es correcto para nosotros.
Le pedimos coraje para cultivar la sabiduría y la capacidad de manejar el poder de manera que no seamos abusivos y que los confiados a nuestro cuidado se sientan seguros con nosotros.
Nos bendice con el respeto a nosotros mismos y la fortaleza de carácter, de modo que las pruebas y dificultades de la vida no se conviertan en una carga, sino que propicien nuestras cualidades esenciales y seamos los seres radiantes y espirituales que somos.
Ángel de la paz, Ángel de la Guarda, a quien soy encomendado,
mi defensor, mi vigilante centinela; gracias te doy,
que me libraste de muchos daños del cuerpo y del alma.
Gracias te doy, que estando durmiendo, me velaste,
y despierto, me encaminaste;
al oído, con santas inspiraciones me avisaste.
Perdóname, amigo mío, mensajero del cielo,
consejero, protector y fiel guarda mía;
muro fuerte de mi alma,
defensor y compañero celestial.
En mis desobediencias, vilezas y descortesías,
ayúdame y guárdame siempre de noche y de día.
Amén.
Sirva para la Luz.
(Ilustración 2ª W.Madill. Texto: siguiendo línea de A.Wauters)
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Recibe mi abrazo más luminoso.
Nota: Siento añadir verificación de palabra, tema spams.